Durante este bloqueo global, la mayoría de las personas han tenido que hacer cambios importantes en el estilo de vida para adherirse a las directrices esbozadas por sus respectivos gobiernos.

La situación ha obligado el comportamiento y las opciones de las personas a cambiar, y es importante controlar estos ajustes desde una perspectiva de salud pública.

En el pasado, los investigadores han monitoreado cómo los acontecimientos importantes han influido en el comportamiento de las personas que beben, tanto durante como después de la crisis. Aunque los científicos del comportamiento de todo el mundo están llevando a cabo análisis similares, hay varios factores que hacen que esta situación sea única. Estos incluyen la introducción de distanciamiento social masivo, el cierre de locales bajo licencia y el uso común de las redes sociales para la interacción.

En este artículo, los investigadores proponen dos escenarios potenciales en relación con el consumo de alcohol.

1. Habrá un aumento en el consumo de algunas poblaciones, en particular los hombres, debido a la angustia experimentada como resultado de la pandemia.
2. Habrá niveles más bajos de consumo basados en la disminución de la disponibilidad física y financiera de alcohol.

Además de los cambios en el comportamiento de la bebida, sin duda habrá cambios en las consecuencias del consumo de alcohol. Por ejemplo, los investigadores sugieren que veremos una reducción en los incidentes viales relacionados con el alcohol. Sin embargo, la delincuencia violenta, en particular la violencia doméstica, está en aumento.

Será vital realizar un seguimiento del impacto de la pandemia COVID-19 para ver los efectos que el consumo de alcohol tendrá en los diferentes grupos. En el futuro, será necesario reexaminar políticas e iniciativas para reducir el consumo de alcohol y los daños en un panorama significativamente alterado.